miércoles, 9 de enero de 2013

Rosario Castellanos (biografia)

Rosario Castellanos

Ciudad de México 1925 - Tel Aviv 1974


Nació en la ciudad de México el 25 de mayo de 1925, después de su nacimiento fue llevada a Comitán, Chiapas, de donde procedía su familia; ahí transcurrió su infancia y pubertad.
A los 16 años regresó al Distrito Federal, graduándose de maestra de filosofía en la Universidad Autónoma de México en 1952.
     Radicó en Israel desde su nombramiento como embajadora de México en ese país, donde destacó también como catedrática de la Universidad Hebrea de Jerusalén, hasta su muerte, acaecida en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974.
     Narradora y poeta mexicana, considerada en este segundo género la más importante de siglo XX en su país. Cursó estudios de letras en la Universidad Autónoma de México. En Madrid complementaría su formación con cursos de estética y estilística. Fue promotora de cultura en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas,en Tuxtla Gutiérrez; trabajó luego en el Centro Coordinador del Instituto Inigenista de San Cristobal de las Casa, en Chiapas, y en el Indigenista de México fue la redactora de textos escolares durante 5 años y durante 10 desempeño la Jefatura de Información y Prensa en la UNAM, cuando fungía como rector el doctor Ignacio Chávez, también fue catedrática en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad, ejerciendo siempre con gran éxito el magisterio, tanto en México como en el extranjero.


     Trabajó en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en la Cuidad de México, preocupándose de las condiciones de vida de los indígenas y las mujeres de sus país. En 1961 obtuvo un puesto de profesora en la Universidad Autónoma de México, donde enseñó filosofía y literatura; posteriormente desarrolló su labor de docente en la Universidad Iberoamericana y en las universidades de Wisconsin, Colorado e Indiana, y fue secretaría del Pen Club de México.

     El mundo de Rosario Castellanos estuvo cifrado por el feminismo, reflejando en sus poesías y ensayos la condición femenina de muchas mujeres, es por ello que su vida fue como espejo de las mujeres de su tiempo mediante la expresión de la dualidad aceptación-resistencia de lo regido por la figura ideal y del universo de lo inmediato.

     Edificó un universo a partir de algunas formas de dominación social. En 26 años, 1948 a 1974, dedicó su vida a crear una obra que la expresara de cuerpo entero, y que al describirla fuera una especie de registro del mundo en el que le tocó vivir; lo femenino en su obra es un tema circular.

     Una absoluta sinceridad para poner de manifiesto su vida interior, la inadaptación del espíritu femenino en un mundo dominado por los hombres, la experiencia del psicoanálisis y una melancolía meditabunda constituyen alguno elemento definitorios de su obra. Su poesía, en la que destacan los volúmenes Trayectoria del polvo (1948) y Lívida luz (1960), revela las preocupaciones derivadas de la condición femenina.

     En los trabajos tardíos de este género, habla de su experiencia vital y la sumisión a que se vio obligada desde la infancia por el hecho de ser mujer. Hay en sus poemas un aliento de amor mal correspondido, el mismo que domina el epistolario Cartas a Ricardo, aparecido póstumamente. Su poesía completa fue reunida bajo el título de Poesía no eres tu (1972).

     Su mundo narrativo toma muchos elementos de la novela costumbrista. Las novelas Balún Canán (1957) y Oficio de tinieblas (1962) recrean la atmósfera social, tan mágica como religiosa, de Chiapas. El argumento de la segunda una premonitoria rebelión indígena en el estado de Chiapas inspirada en un hecho real del siglo XIX, surgió de una toma de conciencia de la situación mísera del campesinado de esa región mexicana, y de su abandono a los caciques locales por parte del gobierno federal.

     Escribió también volúmenes de cuentos situados en el mismo registro: Cuidad Real (1960), Los convidados de agosto (1964) y El álbum de la familia (1971). Estas piezas revelan, en una dimensión social, la conciencia del mestizaje, y en una dimensión personal, la sensación de desamparo que surge tras la pérdida del amor. Sus ensayos fueron reunidos en la antología “Mujer que sabe latín” (1974), titulo inspirado en el refrán “mujer que sabe latín, ni encuentra marido, ni tiene buen fin”, que puede considerarse representativa de su vida, su obra y su visión de la realidad.

     Una descarga eléctrica acabo con su vida; sus restos, por órdenes del presidente Luis Echeverría, serian sepultados en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la Ciudad de México.



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